Builder.ai prometía cambiar el mundo: una plataforma capaz de crear apps con inteligencia artificial, como si estuvieras pidiendo una pizza. Eso decían. Lo que no decían era que detrás de la supuesta tecnología de punta, había un ejército de desarrolladores indios escribiendo código a mano. Y eso no es todo.
Desde su fundación en 2016, Builder.ai logró captar más de 500
millones de dólares en inversiones, seduciendo a gigantes como Microsoft,
SoftBank y el fondo soberano de Qatar. Su promesa era simple: usar IA para
desarrollar aplicaciones al instante. Pero en realidad, todo era fachada,
y los inversores cayeron en la trampa.
En 2019 ya había señales de que algo no cuadraba: presentaban software hecho por humanos como si fuera generado por IA. Pero la historia se salió de control entre 2023 y 2025, cuando el escándalo explotó por completo.
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De la promesa tecnológica… al colapso millonario
En 2023, su fundador Sachin Dev Duggal fue acusado de
lavado de dinero en India, debilitando aún más la confianza del sector.
Pero lo peor llegó en 2024: las cuentas no cuadraban. Builder.ai anunció
ingresos de 220 millones, pero en realidad solo facturaron 55 millones.
¿La razón? Facturación falsa, inflando cifras gracias
a acuerdos turbios con la empresa Verse Innovation. Además, debían 85
millones a Amazon Web Services y 30 millones a Microsoft, mientras arrastraban
una deuda total de 450 millones de dólares. Para colmo, usaban auditores
vinculados personalmente al fundador, lo que echaba más leña al fuego.
Y como si todo eso no bastara, el propio CEO dejó su cargo
en 2025 y se rebautizó a sí mismo como “Chief Wizard” (sí, en serio). La
nueva dirección intentó frenar el hundimiento con recortes, pero era tarde: se
quedaron sin liquidez y no pudieron pagar las nóminas. En mayo de 2025, declararon
oficialmente la insolvencia.
¿El inicio del estallido de la burbuja de la IA?
Lo de Builder.ai no es un caso aislado. Es el reflejo
de una burbuja inflada por el hype de la inteligencia artificial. Empresas con
valoraciones ridículas, inversores lanzando millones sin entender el producto,
promesas imposibles, tecnología inexistente, y mucho, mucho humo.
Builder.ai fue valorada en 1,300 millones de dólares.
Hoy no tiene ni para pagar servidores. Los fondos la abandonaron, como hizo Viola
Credit al retirar 37 millones en abril de 2024, y cuando llegó el colapso
en mayo, apenas quedaban 5 millones en caja entre sus sedes de Reino
Unido y EE.UU.
La promesa de “crear apps con IA” terminó siendo una
fábrica manual de software, disfrazada de inteligencia artificial. Un
engaño que debería abrir los ojos a muchos: si ni empresas con inversión de
Microsoft sobreviven, ¿qué nos espera con los cientos de startups de IA que
nacen cada mes?
Porque como ya dijeron algunos expertos, solo el 1% de
las empresas de IA sobrevivirá cuando estalle la burbuja. Y lo de
Builder.ai podría ser solo el comienzo.
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